Si todo lo que hay es Conciencia, si sólo hay Conciencia, entonces ¿por qué o para qué sigues buscando? Nathan Gill
domingo, 28 de noviembre de 2010
Diálogo 1.1 Junio Kensington (Londres) Charla vespertina
Para entendernos al hablar de nuestra verdadera naturaleza, es necesario aclarar algunos conceptos. Cuando hablo de Conciencia, Unidad o Totalidad, incluyo sus dos aspectos simultáneos: consciencia y contenido de la consciencia. Estos dos aspectos no son dos elementos distintos: son lo mismo. La consciencia equivale a asimilar que todo lo que se percibe en el momento presente es el contenido de la consciencia. Nunca sucede otra cosa que no sea esa asimilación, ese darse cuenta, de todo lo que surge en el presente. El hecho de darse cuenta es el contenido: la Unidad. Dentro de la consciencia, todo aparece como contenido, es decir, todas las cosas aparecen en la “ausencia de cosas”. Podemos hablar del contenido de la consciencia en términos de imágenes: imágenes visuales, sonidos, pensamientos, sensaciones, emociones, etcétera.
Habitualmente se suele pasar por alto el aspecto de consciencia de la Conciencia, de la Unidad. El contenido de la consciencia, las imágenes que surgen, tienen una capacidad de embelesar aparente, que se suele denominar maia. Una de las imágenes mentales que aparece en el contenido es el pensamiento primario o pensamiento del “yo”, que surge en conjunción con la imagen corporal y se identifica como parte integrante del personaje. Al asumir ese “yo”, todos los demás pensamientos se convierten en “mis” pensamientos; se denomina “mente” o “autoconciencia” psicológica a la sucesión de pensamientos que van surgiendo (y que considero “míos”)
Nathan Gill
lunes, 22 de noviembre de 2010
Epílogo
Lo que buscamos desde el principio es, ni más ni menos, la búsqueda misma. El objetivo o la recompensa final resulta ser lo que ya es: no hay nada que encontrar ni nadie para encontrarlo. Hay consciencia sin un individuo consciente. Desde el principio, tú te has gastado tu propia broma cósmica. El esplendor de todo lo que aparece allá donde mires y busques no es más que tu propia obra teatral o tu propio sueño de existencia. Aunque no existe nada ni nadie, hay consciencia en la que todo aparece, incluida esta forma de hombre o mujer corriente. Tú estás –siempre has estado- completamente despierto, consciente y presente, aunque embelesado por tu propia obra cósmica.
Nathan, el personaje, buscaba la Iluminación para escapar de lo que adoptaba la forma de problemas, pruebas y aburrimiento en la vida cotidiana. La vida cotidiana continúa, aunque ya sin distraerlo del presente. La búsqueda de lo extraordinario ha concluido: la vida es tal y como es.
Nathan Gill
jueves, 18 de noviembre de 2010
Lo evidente
La obra teatral de la vida no consiste en una creación aparte que tú contemples y presidas. Tú, Conciencia, apareces en este momento en forma de obra teatral, estás completamente despierto y, por lo tanto, no puedes despertar. Siempre eres evidente para ti mismo: nunca estás oculto.
Los personajes de esa obra de teatro no son unos individuos con existencia propia: eso es sólo mera apariencia. Los personajes son tú mismo loándote a ti mismo, inmerso en la gran representación de la vida, jugando a buscarte, reconociéndote en tu interior y como la manifestación de tu obra de teatro.
Este mensaje sobre la claridad no reviste ninguna importancia ni tiene ninguna relevancia sobre ningún otro papel de la representación. No tiene ni mérito ni objetivo. No se propone que tú te encuentres a ti mismo.
Con la Claridad, todo esto –tu aparición actual en forma de obra teatral con su miríada de formas, el reconocimiento de la no necesidad de todas las cosas- resulta evidente. Ahora mismo, tú eres Conciencia, con la forma de un personaje de tu obra de teatro. Tal vez creas que necesitas que te lo confirme. Olvídate, relájate: tú ya eres Eso.
Con todo cariño para ti mismo.
Nathan Gill
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Lo que ya existe
Lo que existe, ahora mismo, es perfección: el presente no surge de ningún pasado ni conduce a ningún futuro. Todo aparece en el momento presente en la consciencia en forma de representación teatral.
Puede que ese aparente personaje individual se dedique al desarrollo personal, a la vida espiritual o a cualquier otra cosa a lo largo de su vida, pero la claridad de lo que eres es lo único que socava la búsqueda del Despertar o de ser algo distinto de lo que ya existe.
Nathan Gill
martes, 16 de noviembre de 2010
Yo soy Eso, pero…
Yo soy Eso, pero… tengo que ocuparme de mí mismo, sanear mi vida, profundizar, ser más consciente, estar aquí y ahora, sumirme en el silencio, salvar el planeta, exteriorizar mis emociones, pensar en positivo, establecerme en el estado del “testigo”, sentirme lleno de dicha, encontrar un guru, ser útil, encontrarle sentido a la vida, tranquilizar la mente, realizar buenas obras, deshacerme del ego, alcanzar la madurez, ser más práctico, iluminarme, encontrar a mi alma gemela, organizar una ceremonia, recibir iniciación, permitirme sentir…
A fin de cuentas, ¿quién soy yo para llevarte la contraria? Si no te importa, mientras te ocupas de todo eso, voy a tomarme un té y a leer el periódico.
Nathan Gill
martes, 2 de noviembre de 2010
Vida espiritual
Para la claridad, la vida espiritual no reviste especial importancia: simplemente forma parte de la película de la vida. Sin embargo, suele confundirse con un requisito para alcanzar la claridad a causa de lo que, en esa representación, aparece como la evolución del individuo, que progresa hacia etapas más “elevadas” o refinadas de la vida.
El personaje corriente, que se ocupa de los asuntos cotidianos de la vida humana, puede interesarse por la religión o el desarrollo personal; puede comenzar incluso a buscar la Iluminación o desarrollar un interés por el no dualismo. No obstante, esta progresión no es necesaria para que la claridad aparezca: la claridad puede aparecer en cualquier momento y en cualquier personaje de la representación. Ninguna etapa aparente de esa representación teatral que es la vida puede producir claridad y, en ese sentido, el conocimiento advaita no tiene una capacidad especial para crear una situación de claridad superior a la de cualquier otra faceta de la representación.
La vida espiritual se basa en la presunción de individualidad y en la fusión con el todo como objetivo a alcanzar. Consecuentemente, en la representación de la vida se despliega una diversidad de exóticos métodos y técnicas para alcanzar ese proyecto de reunión, para que el individuo “se purifique”, para deshacerse el “yo”, para iluminarse…
Lo que, en cada etapa de la búsqueda, no suele entenderse es que el individuo –papel protagonizado por ti, que eres Conciencia- ya que es lo que anda buscando: no hay nada que pueda convertir al buscador en algo más de lo que ya es.
La búsqueda, así como todos los métodos y las técnicas empleadas, existe por la misma razón que existe cualquier otro papel de la obra: surge por el mero hecho de surgir, simplemente es parte de la obra.
La claridad no establece “requisitos” espirituales. La Conciencia en forma de una persona sentada en la postura del loto, visualizando una luz azul en los genitales, imaginando que inhala el universo en el plexo solar al respirar, cantando om y ascendiendo por la columna vertebral hacia el loto de los mil pétalos no tiene más oportunidades de fusión que la Conciencia en forma de un drogadicto metido en un gueto. En ambos casos, la Conciencia ya está perfectamente presente, por lo que la fusión no es necesaria ni posible.
La vida espiritual impone muchas condiciones al individuo “impuro” y “separado” de la Totalidad: formas especiales de meditación, conductas adecuadas, ceremonias, dietas, una determinada conducta sexual, la destrucción del ego, la cesación de los pensamientos, alcanzar la quietud, entregarse al guru…
La Conciencia, al ser ya Conciencia en todas y cada una de sus formas en que aparece, no tiene ninguna necesidad de seguir una dieta vegetariana, de mantenerse soltero, de practicar sexo tántrico, de hacer meditación o de tener un guru. La Conciencia ya es todo eso. Si surge un interés por los cantos, la meditación, la dieta vegetariana o el sexo tántrico, genial, pero eso no te va a ayudar a reconocer lo que ya eres.
La atención del personaje puede enfocarse en planos y en ámbitos exóticos: puede ver el incesante proceso de creación y disolución del universo a nivel atómico y experimentar la eterna y extasiante unión cósmica de Shiva y Shakti.
Sin embargo, cuando regreses, no te olvides de ir a trabajar, de pagar el recibo de la luz y de limpiar el váter.
Tú, Conciencia, también apareces en tu obra teatral en forma de diversos individuos que representan el papel de profesores, maestros o gurus. En algunos casos, puede que haya tenido lugar o que se siga produciendo un acontecimiento tras cendental que el individuo considera su “Iluminación”. Si el individuo seguía a un guru o practicaba determinadas enseñanzas antes de ese acontecimiento, es posible que transmita a sus seguidores que las creencias y los métodos que tenía entonces constituyen “la verdad”.
Nathan Gill
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