Nathan, me gusta mucho tu forma de referirte a la Unidad en términos de “consciencia” y de “contenido de la consciencia”. Desde entonces, me doy cuenta de que o hay una consciencia que no se despista con nada o, de repente, me quedo sorprendida al darme cuenta de que he estado sumida en un torrente de pensamientos. ¿Podrías hablar un poco más de ese momento de “darse cuenta”?
Ese “darse cuenta”, aunque parezca formar parte de esta película y ser algo que realiza el personaje, en realidad sucede por sí solo. Sencillamente, en cada momento presente surge el reconocimiento de tu verdadera naturaleza. Puede que el “yo” venga y se vaya, o puede que no suceda nada.
Y lo único que hacemos es seguir percatándonos de la consciencia y de su contenido.
No es que “tú” sigas percatándote de eso. Como acabamos de decir, es algo que sucede de forma espontánea.
Es constatado pero sin un “alguien” que lo constate.
Sí. Lo que, inicialmente, aparece en la película en forma de comprensión intelectual se disuelve en el “saber” innato y, entonces, ya no se necesitan ni analogías ni entender nada: sólo se “reconoce” nuestra verdadera naturaleza de forma directa, inmediata y sin pensamientos.
Llega un punto en que uno deja atrás sus viejas “herramientas”.
Sí, y es cuando se reconoce que lo único que ha existido desde siempre es la Plenitud o la Unidad.
Nathan Gill