En consecuencia,
tanto las preguntas como el que las plantea no son más que pensamientos.
Las preguntas surgen cuando la atención se centra en el
relato mental.
Y nosotros sólo nos
percatamos de ello.
En ese momento, existe el “percatarse”.
Cabe suponer que
parte de ese “percatarse” corresponde al hecho de que las cosas parecen cambiar
y, si no me equivoco, ésa es la paradoja: que la mente se explica el hecho de
que las cosas parecen cambiar inventándose el tiempo psicológico.
Todo cambia –ésa es la naturaleza del guión, del contenido
de la consciencia- pero no existe ninguna mente que cree nada. Existe la
consciencia y el contenido que aparece en el presente, en el que se incluyen
los pensamientos que parecen constituir la mente. Esos pensamientos son la
información sobre un pasado y un futuro inexistentes que dan cierta sensación
de duración: la prolongación de un “estar fuera” del presente.
Nathan Gill