domingo, 25 de septiembre de 2011

Diálogo 3.15

Supongo que algunas expresiones como "vivir en el caos" o "vivir pendiente de un hilo" te son familiares. Parece muy emocionante, ¿no? Vivir al filo de la navaja...

Sí, justamente. Es emocionante, ¿no te parece? Cuando inicias el camino de la búsqueda "espiritual"... ¡Al filo de la navaja! Si alguien te dijera: "Eso es muy corriente", tu reacción sería: "¡No me digas eso!". Sin embargo, como decíamos antes, desde el punto de vista del "filo de la navaja, lo que aquí llamamos "corriente" resulta extraordinario. Ese desahogo se revela cuando no hay búsqueda y, si se experimentara de forma inmediata -sin tener que pasar por el cuento de la descomposiciòn progresiva de la identificación con el personaje-, se viviría como lo más extraordinario del mundo.


Lo paradójico de la búsqueda es que buscamos lo que ya somos -esa Plenitud o Unidad de la que hablas- pero, en vez de buscarla con la forma de lo que tenemos delante, la buscamos en la forma de un Dios que es una inteligencia suprema escondida entre bambalinas.

Sí, pero no existe ninguna inteligencia entre bambalinas: esto es Dios. Esto es lo que tradicionalmente se llama Dios. Éste es el aspecto inmanente de Dios, de la Unidad, de la Conciencia, del presente: en forma de esta habitación llena de personajes. Ya está. A medida que desaparece la búsqueda de la Plenitud y el desahogo se revela, esa búsqueda de Dios -o de la Unidad o de la Iluminación- se convierte en algo ridículo porque todo es tal y como es: ya es perfecto de por sí.

Nathan Gill