sábado, 25 de agosto de 2012

Los diálogos pasan a Facebook

Desde este momento, los diálogos del libro Ya estás despierto de Nathan Gill pasan a Facebook por lo que si queréis seguir leyéndolos tenéis que clicar a la pestaña que hay a la derecha que pone Nathan Gill en español en Facebook.

Muchas gracias

domingo, 19 de agosto de 2012

Diálogo 7.8


¿Cómo se explica esa aparente paradoja de que parezca que las cosas cambian y, sin embargo, el tiempo no existe?

Lo único que existe es ese contenido siempre cambiante y en constante movimiento que brota en la consciencia en el presente. Sólo parece real cuando se produce una inmersión en el torrente de pensamientos. En la presencia, existe el “saber” innato de que aquello que aparece en el momento presente –en forma de una vida que, aparentemente, se prolonga en el tiempo- sólo es la película de la vida.

Tengo la sensación de que es más fácil ver los objetos de tu campo visual como tales que ver que la autoconciencia psicológica y el cuerpo sólo forman parte del contenido de la consciencia.

Sí, cuando el cuerpo aparece en el guión de la película, va asociado a una sensación funcional de “uno mismo”, que se puede diferenciar del yo psicológico. Ese yo psicológico es el que aporta la sensación de estar separado del resto de cosas que aparecen, de forma que este cuerpo se convierte en “mi” cuerpo.

Nathan Gill

lunes, 18 de junio de 2012

Diálogo 7.7


En consecuencia, tanto las preguntas como el que las plantea no son más que pensamientos.

Las preguntas surgen cuando la atención se centra en el relato mental.

Y nosotros sólo nos percatamos de ello.

En ese momento, existe el “percatarse”.

Cabe suponer que parte de ese “percatarse” corresponde al hecho de que las cosas parecen cambiar y, si no me equivoco, ésa es la paradoja: que la mente se explica el hecho de que las cosas parecen cambiar inventándose el tiempo psicológico.

Todo cambia –ésa es la naturaleza del guión, del contenido de la consciencia- pero no existe ninguna mente que cree nada. Existe la consciencia y el contenido que aparece en el presente, en el que se incluyen los pensamientos que parecen constituir la mente. Esos pensamientos son la información sobre un pasado y un futuro inexistentes que dan cierta sensación de duración: la prolongación de un “estar fuera” del presente.

Nathan Gill

domingo, 10 de junio de 2012

Diálogo 7.6


Nathan, ¿sientes curiosidad por lo que pasará cuando tu cuerpo muera?

Este cuerpo está aquí y ahora y no está “muerto”. Preocuparse por la muerte es apartarse del presente. Como parte del guión, podríamos tener una interesante conversación sobre la muerte pero eso conllevaría darle validez al “yo” y pasarlo por alto. Esas conversaciones suelen versar sobre “mi” muerte como un acontecimiento que se proyecta en el futuro y que le sucederá a un personaje surgido de la identificación con el “yo”, pero tu verdadera naturaleza es Unidad.

A veces pienso que es como si este cuerpo pudiera acceder a un tipo de sabiduría que la mente no parece poder alcanzar.

El cuerpo no sabe nada de la muerte. El cuerpo es algo que aparece en la consciencia en el momento presente.

Por tanto, ¿eso de que el cuerpo es “sabio” no es verdad?

Sí, pero es presente: no depende del tiempo. Lo que tú llamas “mente” no es más que una corriente aparente de pensamientos. Por tanto, todas esas cosas de que el cuerpo muere y demás no son más que pensamientos que surgen en la consciencia del presente. Obviamente, cuando uno se sumerge en el pensamiento, hay todo tipo de curiosidades y se inventa un futuro en el que se producirá la muerte. Sin embargo, lo único que existe es el presente: esta presencia, consciencia y contenido, junto con una conversación sobre la muerte. Si nos entretenemos con estas preguntas, no haremos sino jugar con los pensamientos. En un encuentro como éste, se nos recuerda constantemente nuestra verdadera naturaleza y todos los relatos mentales quedan desenmascarados a medida que van brotando.

Nathan Gill

Diálogo 7.5


También está la idea de que debe existir algo más allá de este mundo…

Sí, ésa es otra forma de proyección porque ese “otro mundo” no aparece como contenido actual de la consciencia sino que es una idea, un pensamiento. No hay ningún otro mundo: no hay más que el contenido presente de la consciencia cuya configuración cambia constantemente.

No es como decir que no hay…

Cualquier cosa puede surgir en la consciencia. Puede surgir cualquier “ámbito” pero no será más que una disposición distinta de imágenes que aparecen en el decorado del momento presente.

¿Sería apropiado decir que hay que reconocer lo corriente para poder ver lo extraordinario?

No, no sería apropiado decir eso. (SE ríen.)

Imaginaba que dirías eso.

No hay ningún tipo de calificativo.

Sólo existe Lo-Que-Es.

Sí.

Nathan Gill

Diálogo 7.4


Por tanto, el pensamiento “La mente se ha cansado” sólo es un concepto más.

Sí, el término “mente” se refiere a la inmersión en la corriente de pensamientos pero, cuando queda desenmascarada, resulta evidente que la mente sólo es un fantasma.

Sin embargo, no hay ninguna necesidad de deshacerse de los pensamientos, evidentemente: simplemente se reconoce que son un elemento natural del decorado. Se “sabe” que ese aparente flujo de pensamientos no es más que una serie de pensamientos unitarios que aparecen y desaparecen, igual que una hélice, cuando gira, da la sensación de ser un objeto circular aunque, en realidad, no sea más que varias aspas. No existe una entidad concreta llamada “mente” pero, cuando no se ve de forma objetiva y se le pone ese nombre, es porque consideramos a ese aparente torrente de pensamientos “mi” mente… “mi” vida, “mi” historia.

La gran epopeya…

Todo resulta evidente. Si ahora nos pusiéramos a hablar sobre lo que llaman “el Despertar” y a decir que es algo que sucederá en un futuro, que Nathan ya lo ha conseguido (que ha “despertado”) y que no existe ya en todos y cada uno de los personajes en forma de los cuales se manifiesta la Conciencia, el Despertar se convertiría en una especie de zanahoria de oro que estaría colgando constantemente delante de nosotros y que nunca llegaríamos a alcanzar. En la película, un Despertar que se proyecta en un futuro sirve para fomentar el embelesamiento: el hecho de que se continúe inmerso en los pensamientos en forma de autoconciencia psicológica.

Nathan Gill

Diálogo 7.3



Por alguna razón, la mente se ha cansado y ya no hay más preguntas. “La mente se ha cansado”… Pero no hay mente, ¿no?

No hay mente.

Entonces, ¿cómo se puede cansar?

No hay mente, así que no se cansa. En esta película, ese aparente flujo de pensamientos al que tú te refieres con la palabra “mente” puede dar la sensación de embelesarte menos. Se ha desvelado que se trata de una película y se descansa en la Unidad. Aunque parezca que ese proceso se ha producido en el personaje, en “alguien”, en realidad ese personaje nunca ha tenido vida. No es más que un cuento, mientras que la Conciencia –o Unidad- siempre ha estado presente y completamente despierta. Este reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza adopta la forma de una escena en una película. Sólo existe la película en la cual y en forma de la cual se aparece.

Nathan Gil

martes, 1 de mayo de 2012

Diálogo 7.2


Nathan, me gusta mucho tu forma de referirte a la Unidad en términos de “consciencia” y de “contenido de la consciencia”. Desde entonces, me doy cuenta de que o hay una consciencia que no se despista con nada o, de repente, me quedo sorprendida al darme cuenta de que he estado sumida en un torrente de pensamientos. ¿Podrías hablar un poco más de ese momento de “darse cuenta”?

Ese “darse cuenta”, aunque parezca formar parte de esta película y ser algo que realiza el personaje, en realidad sucede por sí solo. Sencillamente, en cada momento presente surge el reconocimiento de tu verdadera naturaleza. Puede que el “yo” venga y se vaya, o puede que no suceda nada.

Y lo único que hacemos es seguir percatándonos de la consciencia y de su contenido.

No es que “tú” sigas percatándote de eso. Como acabamos de decir, es algo que sucede de forma espontánea.

Es constatado pero sin un “alguien” que lo constate.

Sí. Lo que, inicialmente, aparece en la película en forma de comprensión intelectual se disuelve en el “saber” innato y, entonces, ya no se necesitan ni analogías ni entender nada: sólo se “reconoce” nuestra verdadera naturaleza de forma directa, inmediata y sin pensamientos.

Llega un punto en que uno deja atrás sus viejas “herramientas”.

Sí, y es cuando se reconoce que lo único que ha existido desde siempre es la Plenitud o la Unidad.

Nathan Gill

Kensington (Londres) Charla vespertina. Diálogo 7.1


Nathan, aunque estamos hablando de nuestra verdadera naturaleza, en realidad no existe nada que no lo sea. Todo es nuestra verdadera naturaleza porque todo es Conciencia, incluido ese “yo” que dice que no lo es o que hay algo que no puede conseguir…

Sí, aquí, estamos utilizando esta terminología porque esta pequeña escena de la película de la vida –la aparición de esta habitación llena de personajes- parece tratar sobre el hecho de reconocer que ya se está despierto al cien por cien. Durante casi todo el tiempo, la mayoría de los personajes de la película asumen que son “alguien”: por eso, el hecho de reconocer que nuestra verdadera naturaleza es Unidad no puede constituir una escena especial o importante dado que, si contamos el número de personajes que están escuchando este mensaje en esta habitación, nos daremos cuenta de que existen muchos más –otros muchos “alguien”- en muchos otros lugares viendo un partido de fútbol ahora mismo.

En relación con esa analogía tan utilizada de la película proyectada sobre una pantalla, ¿no hay algún ente divino que lo controle todo entre bambalinas, encendiendo y apagando las imágenes?, ¿o es que la película sencillamente sucede?

Esta película sigue su curso por sí sola. Lo “divino” es la película en sí. Tras la película no se esconde ningún ente que la esté proyectando. La película es la apariencia inmanente de la Unidad.

Entonces, en la película –en la representación teatral-, se puede diferenciar el punto de vista de la identificación con el pensamiento del “yo” del de después de haberlo desenmascarado, en el sentido de que, en el segundo caso, ya no es presa del espejismo de estar limitado por el contenido de la consciencia.

Sí, pero la cuestión no es que haga falta eliminar los pensamientos: los pensamientos forman parte del decorado y, cuando se los ve como tal, surge ese desahogo natural.

Yo siempre me había imaginado que se producía un gran cambio al desenmascarar al “yo”.

No necesariamente… En el caso de algunos personajes, puede producirse un reconocimiento repentino de que la Unidad es su verdadera naturaleza y, entonces –puede suceder, aunque no invariablemente-, ese hecho puede implicar una intensa sensación de dicha suprema, una especie de alivio exagerado al desaparecer la tensión. Sin embargo, dado que lo más usual es que al “personaje” de la película se le vaya cayendo la máscara de forma progresiva, ese alivio de la tensión asociada al hecho de creerse “alguien” también aflora de forma progresiva. Como no queda demasiada tensión acumulada, no es necesario que se produzca una “explosión” de dicha suprema.

Nathan Gill

domingo, 25 de marzo de 2012

Diálogo 6.19


Ya no tengo más preguntas. Si te paras a pensar, te das cuenta de que es imposible que se puedan plantear más preguntas. Dicho de otro modo, hacer preguntas no es más que una forma de llegar a la conclusión de que te has quedado sin preguntas.

Exactamente, así es. De hecho, no existen respuestas, como tal, a las preguntas. Las respuestas que se dan no aclaran realmente las preguntas sino que lo que hacen, en realidad, es minarlas.

Desde el punto de vista del personaje que está involucrado en su búsqueda, las preguntas suelen tratar sobre el “yo”, sobre qué puede hacer para iluminarse o sobre cómo superar algunas dificultades que encuentra en el guión. Sin embargo, lo que sucede en realidad es que todas esas preguntas quedan minadas: aquí se apunta hacia aquello que ya existe y que es anterior al guión del “yo”. Es entonces cuando ese muelle se va destensando y las preguntas acaban desapareciendo. La vida es tal y como es.

El que hace la pregunta y la pregunta misma se fusionan en una misma cosa.

Ya lo son.

¡Tienes razón! (Se ríen.)

Diálogo 6.18


¡Ya ha vuelto!

¿Qué ha vuelto?

El hecho de recordar. (Se ríe.) Cuando se produce el hecho de recordar, obviamente hay toda una serie de sensaciones placenteras que van asociadas a él.

Sí, desahogo, facilidad. Algunos personajes se sienten muy dichosos.

La película es muy interesante.

Cuando se ve como una película, desprovista ya de todos esos dilemas personales que suelen orbitar a su alrededor, claro que resulta interesante. Es todo un espectáculo, ¿verdad?

¡Desde luego! ¡Es todo un espectáculo!

Se sigue apareciendo en forma de personaje del espectáculo pero sin esa implicación por intentar “llegar” a algún sitio o “conseguir” algo.

Exacto.

La consciencia y el  contenido que brota en el momento presente siempre están aquí mismo, ahora mismo. En este momento, hay constatación de todo eso además de esta habitación con dos personajes dentro. Eso es todo. Entonces, puede que surjan pensamientos y, si no están desenmascarados, uno queda embelesado por el relato mental.

¡Ojalá pudiera acordarme de todo esto!

“Tú” no puedes acordarte pero puede suceder que se recuerde.

Diálogo 6.17


¿Y no hay nada aparte que contemple todo eso?

No, está lo que parece ser un personaje, pero su historia personal ya no se toma en serio. Se sigue viviendo la vida desde la forma de ese personaje pero sin identificarse con él, como antes. No tiene por qué haber un desenmascaramiento “final” y “completo”. Quizás lo que hay es un desarrollo progresivo de esa visión desenmascarada y una menor implicación en el guión.

La vida se vuelve entonces más fácil.

Sí, se nota una especie de facilidad.

Y con eso basta.

Sí.

En tu caso, al llegar a ese punto, ¿te olvidas de algo?

Ya no hay preocupación por tener que olvidar algo. Ya no hay identificaciópn con el guión. Se proyecta la película pero el guión ya ha perdido esa capacidad de embelesamiento.

¿La película se proyecta?

La película de la vida se proyecta pero ya no hay ningún impulso por hacer algo al respecto. Cuando reconocemos nuestra verdadera naturaleza, esa Unidad o Conciencia aparece, en el momento presente, en forma de este personaje. Uno ya no anda por ahí diciendo: “Soy Conciencia que se manifiesta  con la forma de este personaje”, sino que, sencillamente, lleva una vida corriente.

¿Aunque se tenga problemas de salud?

O aparentes dificultades o lo que sea. Por supuesto.

Diálogo 6.16


Yo creía que los sentimientos eran producto de los pensamientos.

No, nada es el resultado de nada. Todas estas imágenes aparecen en el presente y se constatan en el presente, pero una no lleva a la otra: eso es el embelesamiento. Lo único que hay es una serie de imágenes que surgen, que parecen crearse unas a otras y que parecen estar entrelazadas.

Pero imaginemos que podemos desenmarañar todo eso y que, por un momento, dejamos los pensamientos al margen. Quitamos a los pensamientos de la escena y dejamos sólo los sentimientos. Lo único que queda entonces es una sensación: puede parecer que se siente en la zona del estómago, puede expresarse mediante el llanto o de otra forma, en otra parte del cuerpo… pero, sin la participación simultánea de los pensamientos, no suele durar mucho.

De hecho, el relato mental es lo único que parece prolongar esas sensaciones “más allá” del presente –hacerlas durar- y a eso le ponemos la etiqueta de “sufrimiento”. Es una historia con una infinita capacidad de distracción de la atención. Sin embargo, cuando se ven todas esas imágenes con objetividad, pierden su poder de embelesamiento: puede que sigan brotando potentes sentimientos pero ya no tienen la capacidad de distraernos. El relato mental que los acompaña queda desenmascarado.

Diálogo 6.15


Da la sensación de que hay cosas que distraen más que otras.

Claro, al surgir el contenido de la consciencia, aparecen todo tipo de imágenes, tanto imágenes que vemos como pensamientos, sensaciones o sentimientos a los que pegamos la etiqueta de “emociones”. Ese cuento nos cautiva muy intensamente no sólo cuando hay una historieta que está desfilando delante de nosotros sino cuando surgen los sentimientos. Los sentimientos son muy absorbentes y, en apariencia, se mezclan con el relato mental. Sin embargo, visto con objetividad, lo que hay es un relato mental con una serie de sentimientos que aparecen a su lado simultáneamente.

Entonces, ¿el pensamiento es lo primero?

No, no necesariamente.

domingo, 4 de marzo de 2012

Diálogo 6.14

Ajá… Y si de repente te marchas, por ejemplo, y empiezas a viajar por todo el mundo o lo que sea, ¿no tendrías la sensación de que te estás observando a ti mismo, en cierto modo?

No, sólo existe ese vivir con forma de personaje.

Y el cuento ya no existe.

Existe el hecho de que la vida se desarrolla en forma de este personaje pero no hay conexión alguna con un cuento pasado o futuro. Existe el acontecimiento presente, igual que sucede con los demás personajes.

No hay ninguna diferencia. De hecho, uno no sabe qué va a suceder más allá de lo que existe aquí mismo, ahora mismo.

No, no hay más que el presente. No existe nada que vaya a suceder. Todo está sucediendo en el presente, tanto aquí como en todos y cada uno de los personajes. Pero, allá donde surge un “yo”, surge una proyección hacia un futuro en el que sucederá algo, en el que uno se “iluminará”, se “liberará”, se casará, se comprará un coche nuevo o lo que sea; y también hay una proyección hacia el pasado: la infancia del personaje, su crecimiento y todo lo demás.

¿Y la memoria es ese cuento del pasado?

Aparecen pensamientos con la etiqueta de “pasado”, cuyo contenido parece hacer referencia a una versión anterior de ese personaje. Pero, evidentemente, no es más que un cuento que aparece en el momento presente. Sólo existe el presente, presente que, quizás, se centra en el relato de recuerdos con el que se embelesa.

Diálogo 6.13

Cuando se produce el “reconocimiento”, ¿disminuye el deseo de salir afuera y “hacer” cosas en el mundo?

Varía según el personaje. Evidentemente, ya no hay una agenda que cumplir pero puede haber una historia en la que, aunque el personaje queda desenmascarado, sigue estando ocupado haciendo cosas.

¿Sigue teniendo una vida agitada?

Podría ser, claro… aunque al personaje también podría gustarle quedarse sentado contemplando el paisaje.

Ya… Yo me veo muy bien haciendo lo segundo. (Se ríen.)

Pues venga, empieza ya.

¡Pero si ya lo hago! Me han dicho que la pereza se parece mucho a la Iluminación.

¡Me apunto! (Se ríen.)

¿Tienes la sensación de que alguien está viviendo a través de ti, literalmente? ¿Eres consciente de eso?

Sólo existe la Conciencia que se manifiesta en forma de todos y cada uno de los personajes, pero no a través de ellos porque eso implicaría una forma sutil de separación. Estos dos personajes que están sentados aquí constituyen la configuración actual de la Unidad.

Y, aparte de esto, no hay nada más.

Exacto: sólo existe esto.

lunes, 27 de febrero de 2012

Diálogo 6.12

Pero es que yo, muchas veces, tiendo a encontrarle un sentido a todo.


Nada tiene ningún sentido, pero eso forma parte del juego: que nos pasemos el tiempo intentando que sucedan cosas especiales, buscando sentido a todo e intentando entender todo; que si encontramos un cristal determinado en una tienda determinada en un momento determinado… y toda esa historia. Todo eso está bien: son cosas que suceden en el guión de la película, pero no deja de ser una película.

Ya…


¡Que conste que yo tengo un montón de cristales ahí guardados! (Se ríen.)

El caso es que me atraen mucho todas estas cosas. No es más que una forma de distracción, ¿no?

Cuando se constata la verdad de este cuento, aunque ya no nos distraiga nada, sigue siendo bonito ver cristales. Ése es el juego. ¿Qué queda por aparecer además de esta película?

Ya, claro.


Se mantiene una vida corriente como personaje, sólo que no hay tensión: ese muelle comprimido del que seguramente me has oído hablar.

domingo, 26 de febrero de 2012

Diálogo 6.11

Vale, me gusta. Me quedo con eso. (Se ríen.) ¡Nadie se queda con nada! Aunque, desde dentro de la película, sienta bien tener un poco de apoyo. (Más risas.)

Visto desde dentro de la película en la que hay búsqueda y comprensión intelectual, e incluso desde el punto de vista del personaje, ese entendimiento puede aportar un gran alivio cuando se derrumban todos los conceptos sobre todas esas cosas que tiene que hacer el “yo”.

Ya, bueno… Casi siempre resulta agradable contar con ese apoyo y saber que todo se está desarrollando tal y como debe hacerlo, que todo es perfecto. Así, una no se siente tan atrapada.

Desde luego.

Pero también soy consciente de la trampa que eso supone.

Sí, aunque sólo se puede llamar trampa desde dentro de la película. Se puede decir que continúa la identificación con el “yo”: “Yo busco”, “Yo comprendo”. El hecho de quitarle la máscara al “yo” no implica que éste tenga que desaparecer sino que, al quedar de3senmascarado, el hecho de comprender queda obsoleto y ya no hay necesidad de tener apoyo. A veces, uno se puede deslizar de nuevo hacia la identificación y, entonces, se vuelve a jugar a buscar y a intentar comprender; después, se recuerda y, una vez más, se ve la realidad de la búsqueda y del intentar comprender.

¿Y eso sucede durante periodos cada vez más cortos?

¡Y dale con el “yo” que quieren que le apoyen! ¿Qué quieres que te diga, que dura dos minutos o treinta años? (Se ríen.)

Hay millones de posibilidades distintas: podría durar un día, podría durar tres semanas o el tiempo que sea. En esta película caben todo tipo de distracciones y todo tipo de formas de recordar.

Es decir: sigue constatando eso y, entonces, casi lo habrás conseguido.

Lo único que existe es el presente, siempre y desde siempre. Por tanto, no hay nada que conseguir: lo de “conseguir algo” es el juego.

Siempre se está ahí pero uno no se da cuenta de que ya lo está.

Así es. Exactamente.

Diálogo 6.10

Pues me parece impresionante lo claras que resultan tus explicaciones. Todo ese asunto del maestro es el aspecto más potente de mi juego de la espera; me refiero al concepto del maestro.

Ahora mismo, la Conciencia simplemente está conversando de esto consigo misma. “El otro” no existe. Hay una apariencia de “muchos” pero todo es esa misma Unidad que habla a través de todas esas bocas, que escucha a través de todos esos oídos, que mira a través de todos esos ojos.

Aunque me da la sensación de que no vas a responder a esta pregunta directamente, en tu experiencia personal, ¿se produjo algún reconocimiento como consecuencia de que te relacionaras con algún maestro en particular?

Si queremos contar un cuento, el del personaje llamado Nathan, te diré que en el guión de su película se produjo un desarrollo progresivo. La lucha personal fue disminuyendo mientras que, cada vez, “recordaba” con más frecuencia. Quedó claro que no hay Despertar alguno, que sólo existe este “estar despierto” ahora mismo y que ahí es donde surge esta historia de un reconocimiento progresivo.

Y, entonces, ese personaje lo reconoció…

No, el personaje no reconoce nada: el personaje es lo que queda desenmascarado.

¡Ah, sí! Entonces, para ti todo fue muy sutil, ¿no?

Sí, como les suele parecer a estos personajes, en esta película aparece un desarrollo progresivo en el que el personaje queda desenmascarado. No es tan usual que se produzca un reconocimiento repentino o que el “yo” desaparezca de golpe y no vuelva a aparecer.

Diálogo 6.9

Como la atención… eso sí que tiene un fuerte vínculo con el “yo” porque da la sensación de que dirigimos la atención hacia donde queremos, que dirigimos la atención por decisión propia.

Sí.

Pero se puede decir que “la atención sucede”.

Sí, aunque también se podría utilizar otro término: digamos que se podría usar la palabra “ver”. Hay veces que simplemente se “ve” y, en otras ocasiones, vemos a través de los ojos del personaje.

¿Qué quieres decir exactamente?

En realidad, sólo existe “ver” permanentemente pero, a veces, se produce el juego de la identificación con el personaje, de forma que da la sensación de que el personaje es el que ve, el que actúa, etc. Es lo que se llama embelesamiento. Entonces, surge el pensamiento: “Estoy viendo”, “Estoy haciendo autoindagación”, “Me estoy recordando a mí mismo quién soy”. En cambio, en realidad sólo existe el hecho de ver, el hecho de recordar.

Entonces, intentas hacer autoindagación o…

No, “tú” no intentas nada. No existe ningún “tú” que haga nada. Sencillamente, todo sucede. Ese “tú” –el “yo”- es un elemento más de lo que sucede en el guión.

¡Qué gusto da recordarlo! ¡Y, además, qué sencillo! ¡De verdad! ¡Lo explicas como un científico! (Se ríen.)

Así es como sale. Nathan no tiene capacidad de reclamar la autoría. Nathan no es más que un elemento más que aparece, igual que “tú”.

Sí.

Igual que todos estos personajes: todos somos exactamente lo mismo. Lo que sucede es que la imagen llamada Nathan tiene como función decir todas estas cosas.

Diálogo 6.8

El relato mental es muy absorbente: a una le apetece involucrarse en él…

Sí, el embelesamiento da la sensación de distraernos y de “apartarnos” del presente. Sin embargo, el presente es lo único que existe: cuando se reconoce ese hecho, el relato mental queda minado, queda desenmascarado.

Sí, desde luego. Tienes toda la razón. Ahora mismo, se siente el presente con mucha fuerza. Es algo que tiene una gran fuerza de atracción.

No es que haya una gran fuerza de atracción. No hay ninguna fuerza de atracción hacia nada. Sencillamente, es.

Vale, pues se produce claramente el reconocimiento.

Sí.

O el embelesamiento se difumina o algo así.

Sí, en momentos como éste, no hay embelesamiento.

Claro.

Ha desaparecido la máscara.

Exacto. Creo que eso es lo que pasa cuando participo en conversaciones como ésta, sobre todo en las reuniones que se extienden durante un día entero. El reconocimiento está muy presente.

Desde luego que sí.

Pero, entonces, surge también el pensamiento de que necesito estar a solas, de que quiero pasar tiempo en silencio.

Por supuesto. Está muy bien asistir a las reuniones y está muy bien pasar tiempo a solas o donde sea. El hecho de recordar es algo que sucede: no es algo que “tú” provoques.
Para “recordar”, no es necesaria ninguna circunstancia en particular.

No, la mayoría de veces surge como las mareas pero… a veces tengo incluso la sensación de que lo he fomentado.

Claro. Quizás, en tu guión, el personaje toma aparentemente la iniciativa de investigar sobre el “yo”, de hacer algún tipo de indagación o cualquier otra cosa que sirve de recordatorio. Pero sólo es algo aparente porque todo sucede de forma absolutamente espontánea. Sólo desde el punto de vista de ese “yo” se reclama la autoría de todo: “Yo estoy haciendo algo. Yo indago. Yo investigo el yo…”. En realidad, todo sucede, simplemente.

Diálogo 6.7

Con respecto al asunto de la espera: es una trampa interesante que nunca que había parado a pensar.

Cualquier forma de espera implica que algo está aún por llegar, que algo sucederá en el futuro. Pero sólo existe el presente y es en él donde se desarrolla este juego de esperar. El presente ya existe: la consciencia y el contenido que aparece en este momento. Eso es innegable. El presente no requiere de nada. Es lo único que existe.

En mi opinión, es importante escuchar eso una y otra vez porque, a algunos, se nos olvida con facilidad. Estoy segura de que leerlo en un libro también es una buena forma de recordarlo.

Por supuesto. No hay ningún requisito de que se tenga que estar en compañía de un personaje determinado para que eso se pueda recordar. No es en absoluto necesario. Se puede recordar a través de un libro o de muchas otras formas.

Ajá, pues eso no pasa muy a menudo. ¿Conoces algún caso en el que haya sucedido?

Al parecer, con la interacción “en vivo”, por así decirlo, hay más posibilidades de que se desactiven esos juegos sutiles. En cambio, al leer un libro, es fácil montar una historia en torno al contenido. Resulta mucho más difícil inventarse una historia cuando se entra en una habitación donde hay un personaje y donde se plantean preguntas que van minándose una tras otra. En ese aspecto, la presencia viva de alguien no resulta muy “complaciente”.

Supongo que en eso consiste la “resonancia”: de alguna manera, se sintoniza con eso pero sin ser consciente de ello. Me imagino que debe de ser como el efecto diapasón.

Claro, por supuesto, pero tampoco hay que convertirlo en algo especial. Uno puede estar en sintonía con un libro o con un gamberro que está destrozando la marquesina de una parada de autobús… Y eso ya es suficiente: para que se produzca este “reconocimiento” no se requiere ninguna circunstancia especial.

Ya, ¡pero le queda a una tan claro cuando algo se lo recuerda constantemente!

El relato mental se va a minar sin cesar. Toda esa búsqueda –todo ese andar de aquí para allá intentando conseguirlo- es un cuento. Ahora mismo, ¿qué es lo que existe? ¿Qué relato mental nos puede dejar embelesados? No hay más que una sencilla habitación con dos personajes; la consciencia y su contenido surgen en este preciso instante. Ahora mismo, hay una consciencia que lo constata todo y aquello que se está constatando. Eso es el presente. Eso es la Unidad.

Diálogo 6.6

Resulta muy difícil entenderse con las palabras, ¿verdad? Es decir, intentas expresarte lo más claramente posible y estoy segura de que, desde tu punto de vista, es difícil. Sé que el lenguaje se queda escaso para todo el mundo pero es que llega un momento en que una misma se da cuenta de lo escaso que resulta.

Sí, muchos de los personajes que asisten a las reuniones son gente extremadamente aguda. Por eso, este mensaje tiene que ser lo más preciso posible. Divagar sobre “la verdad” y “la iluminación” ya no “cuela” hoy en día.

En cierto modo, es como si ya supiéramos demasiado. ¿Entiendes lo que te quiero decir? Es como si ya estuviera todo dicho. Hace años, todo esto resultaba novedoso pero, ahora, es como si no quedase nada que decir. ¡Es que no se puede explicar con más claridad!

Ya.

¡Ahora buscamos “lo más clarísimo”! ¡Qué barbaridad!

Es la naturaleza del juego de la búsqueda en la representación teatral de la vida: siempre se pasa por alto lo más sencillo y evidente para intentar encontrar algo más. Aquí hablamos de algo muy sencillo pero con una terminología muy precisa.

Exacto. Esta búsqueda de algo más no tiene fin. En Estados Unidos, se inventan neologismos con expresiones como: “They´re really laser” o “They´re really crisp”.
(Jerga norteamericana sin traducción al castellano. Equivaldría a decir: “Son un láser” o “Son cortantes”. N del T).

(Riéndose.) ¿De verdad? Nunca había oído esas expresiones.

Diálogo 6.5

He leído que, cuando estás buscando y esperando algo, el juego de la espera es “el último respiro”.

Puede ser pero, dentro de la película, el hecho de enterarse de esto y de aceptarlo constituye otro “jueguecito” sutil que nos distrae del presente.

Es la certificación del juego de buscar y esperar:”¡Claro! En este momento, estás metida en el juego de buscar y esperar”, aunque eso puede durar cinco semanas o cincuenta años.

¡Desde luego! ¡En mi caso serán cincuenta años! Y, para entonces, ya me habré muerto.

Ese interés por el juego de buscar y esperar es una distracción más. Es una forma sutil de esperar.

Diálogo 6.4

La parte que más me cuesta seguir es todo aquello que trata sobre el “yo”. No acierto a ver en qué casos el “yo” se apodera de la situación.

Nada se apodera de nada: sólo existe un juego de identificación y desidentificación. No existe más que la consciencia y su contenido, que brotan en el momento presente, aunque puede que se produzca el embelesamiento por el que el aspecto de la consciencia pasa desapercibido ya que se produce una identificación con el contenido.

Sigo pensando que debe de haber algo que yo pueda hacer para desgastar un poco más a ese “yo”.

Bueno, puede que, en este relato, aparezca cierta forma de indagación, una forma de “investigación del yo”, pero no serás “tú” quien lo haga.

De acuerdo. Dicho de otro modo, ¿aparece si le da por ahí? Hay momentos en los que no tengo la sensación de que vaya a aparecer.

Cuando surge es porque sucede. De eso va el cuento, ¿no crees? La Conciencia se manifiesta en forma de un personaje que se involucra en un juego que consiste en investigar el “yo” de alguna manera. Pero eso no reviste ninguna importancia en particular, aparte del hecho de participar en el cuento como personaje.

Simplemente se constata. Todo se constata, supongo, y ese hecho de constatar implica reconocer.

Sí, se ve la realidad de la película de la identificación con el personaje. Por eso no hay ni la más mínima necesidad de que nada cambie o desaparezca. El personaje sigue apareciendo como tal. No es que, de repente, desaparezcamos de esta película y aparezcamos en algún otro sitio como por arte de magia.

Yo no busco eso pero me imagino que lo que busco es tener las experiencias que otros dicen haber tenido.

Es que, dentro del relato, ése es el incentivo que lo mantiene, ¿no crees?

Ya, claro

La Conciencia aparece en el momento presente en forma de todos y cada uno de los personajes y, cuando se habla o se escribe sobre esas experiencias, aparecen como un estímulo de distracción dentro del relato, como una “desconexión” del presente.

Diálogo 6.3

Los relatos mentales más difíciles de sobrellevar son cuando piensas que te vas a quedar atrapada, que vas a ser la única que no lo va a conseguir, la que no lo va a ver.

El guión  tiene puesto el piloto automático e incluye la aparición de todos esos miedos y de toda esa ansiedad por no conseguir ver. No es más que una indicación de que lo único que existe de por sí es “estar despierto”, la Unidad y, quizás, un relato que trata sobre la incapacidad de conseguirlo.

Ya… (Suspira.) Ya lo sé. (Se ríe.) ¿Podrías comentar un poco lo que mencionas en tu obra Claridad sobre el hecho de esperar a que se produzca una confirmación del “estar despierto”?

A las charlas asisten muchos personajes y se advierte ese juego sutil que consiste en esperar que algo aparezca de forma distinta, que se produzca algún tipo de “acontecimiento” o de experiencia de confirmación. Pero, ¿qué confirmación puede necesitar el presente? La consciencia y su contenido surgen en el momento presente: ¿qué confirmación puede necesitar eso? ¡Si no puede ser más evidente! Ahora bien, si el guión del personaje implica que se le recuerde de esta manera, así será.

Diálogo 6.2

En la última charla dijiste que, al parecer, la búsqueda se agota.

Quizás en algunos casos, pero no es condición sine qua non. La sensación de individualidad podría desaparecer de forma repentina y completa, pero eso no depende en absoluto de que se consuma o no la búsqueda.

¡Ah, qué bien! (Se ríen.)

Existen todas esas historias de que el personaje tiene que acabar exhausto, irse a vivir al desierto, atravesar la noche oscura del alma, y todo lo demás. Pero todo eso sólo es un cuento, un mito. Quizás suceda algo así o quizás no.

Ahora mismo, ya existe la consciencia de por sí, y su contenido, que surge en este momento presente, y puede que la atención y la concentración se centren en el relato mental que brota como parte del contenido, lo cual parece distraernos de ese sencillo reconocimiento de la consciencia y de su contenido… Pero no es más que un cuento. Desde siempre y permanentemente, lo único que hay es el presente.

Sí, eso se ve y eso también mina al “yo”, ¿verdad?

Sí, se ve que el “yo” es un cuento que brota como parte del contenido.

¿Puedo conformarme de momento con la idea de que existe un desarrollo aparente?

Bueno, eso es introducirse de nuevo en el relato del “yo”.

Ya… ¡Caramba! ¡Sí que resulta difícil no caer en él una y otra vez!

Esa lucha aparente forma parte del guión, del cuento, y sucede de forma automática. Puede continuar o desenmascararse como parte del guión de alguna manera: con un desmoronamiento repentino del “yo” o con la indagación del “yo”. De todas formas, nada de eso resulta necesario.

jueves, 23 de febrero de 2012

Diálogo 6.1 La mujer de la película de vaquero

Una de las cosas principales de las que quería hablar es del hecho de que percibo esto y la pregunta es: si realmente percibo esto, entonces, ¿por qué no lo percibo? ¿Entiendes lo que quiero decir? De verdad que percibo la consciencia y yo…

¿Quién la percibe realmente?

Se percibe.

Sí, se percibe.

Se percibe… a menudo. Bueno, no es que a menudo signifique la mitad del día ni nada por el estilo, pero sí con bastante frecuencia: se percibe esto.

Ya, o sea que podríamos decir que se recuerda y se olvida: hay identificación y desidentificación.

Sí, pero es que sucede tantas veces al día que una se plantea que, si se ve, ¿por qué no se queda?, ¿por qué se va?

¿A quién se le va? Cuando preguntas: “¿Por qué no se queda?”, automáticamente se vuelve a dar por sentada la existencia de un “yo” individual mientras que, cuando afirmas: “Se ve”, ese hecho de ver es tu verdadera naturaleza, ¿no?

Sí, claro, pero entonces surge el pensamiento de que tiene que haber algo más.

Claro, los pensamientos aparecen como parte del contenido y los pensamientos aparecen en forma de relato, ¿verdad? “Tiene que haber algo distinto”.

“Tiene que haber algo más”

Con todo el montaje de la “Iluminación” nos han hecho creer que debe producirse una experiencia maravillosa y fantástica.

O, aunque sea, sutil pero algo mejor que esto…

Sí, siempre se busca algo más de lo que ya existe… Es innegable que este tipo de experiencias, de acontecimientos, se producen, pero sólo se producen en esta consciencia que ya existe.

Ya…

No son más que una configuración distinta del contenido. Por tanto, ya existe la consciencia y su contenido, y en ese contenido actualmente surgen pensamientos: quizás, pensamientos referentes a una sutil insatisfacción con ese contenido, una sensación de que tendría que ser distinto en algo. Eso es el relato mental, la identificación con el relato mental: el embelesamiento.

Entonces… ¿se trata de constatar eso, básicamente?

“Tú” no puedes constatarlo pero puede constatarse.

Ya… No se puede controlar, ¿verdad?

No, todo surge por decisión suya.

Diálogo 5.12

Pero, para que la película funcione, tiene que haber una inmersión total en el guión o en el relato porque, si se está sólo a medias, no va a funcionar.

No se trata de que la película funcione o deje de funcionar. Simplemente, todo existe tal y como es. Existe consciencia del contenido de la consciencia y sucede que el contenido de la consciencia es una película que trata de la búsqueda de la Plenitud: no es que la consciencia se esfuerce por olvidarse de sí misma, sino que el guión de la película –que la consciencia está contemplando- trata sobre el olvidar y el recordar.

Eso que comentas de la inmersión a medias puede ser una peculiaridad del guión de tu película, según la cual reconoces tu verdadera naturaleza aunque, sin embargo, dentro del guión, surgen unas escenas particularmente absorbentes (de placer o de sufrimiento); por eso, es como si el “yo” estuviera desmotivado o fuera incapaz de quitarse completamente la máscara.

En cierto modo sería como ver East Enders (Telenovela de la BBC de gran popularidad en el Reino Unido) desde todas las cámaras al mismo tiempo. Resultaría difícil tomárselo en serio.

Exactamente. Ésa es una buena forma de describir lo que sucede en una charla de este tipo: todas las cámaras están emitiendo.

Entonces, en la película, se desarrolla algo así como un proceso de descubrimiento del decorado, así como el hecho de percatarse de que se trata de un escenario con todo su atrezo.

Así es. Todo forma parte del decorado: todos los pensamientos, todos los sentimientos, todas las imágenes son el decorado.

¿Y nada en todo eso tiene ningún propósito?

No, la Conciencia aparece en forma de personajes que están charlando sobre ser conscientes de la consciencia. (Risas.)

¿Hay algo que para ti siga siendo un misterio?

Simplemente existe Lo-Que-Es. Todo es un misterio absoluto. Aquí (Refiriéndose a sí mismo) no se esconde ningún conocimiento oculto: sencillamente se contempla todo tal y como aparece. Igual que te sucede a ti. Lo que ocurre es que, en el caso de algunos personajes, se repite más el hecho de sumirse en el embelesamiento y salirse de él. Cuando se ve que todo es una película, todo sigue siendo un misterio y la vida puede continuar básicamente con el guión que siempre ha tenido, pero la ausencia de búsqueda implica un cierto “desahogo”, una cierta “facilidad”.

Ramana Maharshi se pasó cincuenta años sentado en un sofá.

¡Tal y como lo cuentas, parece muy tentador! (Todos ríen.)
Gracias a todos por vuestras excelentes preguntas de hoy, aparentando ser buscadores.

¡Es que eso no es difícil! (Más risas.)

Pero vuestro disfraz, no me lo creo.

Gracias por no darnos nada.

De nada.