domingo, 26 de febrero de 2012

Diálogo 6.4

La parte que más me cuesta seguir es todo aquello que trata sobre el “yo”. No acierto a ver en qué casos el “yo” se apodera de la situación.

Nada se apodera de nada: sólo existe un juego de identificación y desidentificación. No existe más que la consciencia y su contenido, que brotan en el momento presente, aunque puede que se produzca el embelesamiento por el que el aspecto de la consciencia pasa desapercibido ya que se produce una identificación con el contenido.

Sigo pensando que debe de haber algo que yo pueda hacer para desgastar un poco más a ese “yo”.

Bueno, puede que, en este relato, aparezca cierta forma de indagación, una forma de “investigación del yo”, pero no serás “tú” quien lo haga.

De acuerdo. Dicho de otro modo, ¿aparece si le da por ahí? Hay momentos en los que no tengo la sensación de que vaya a aparecer.

Cuando surge es porque sucede. De eso va el cuento, ¿no crees? La Conciencia se manifiesta en forma de un personaje que se involucra en un juego que consiste en investigar el “yo” de alguna manera. Pero eso no reviste ninguna importancia en particular, aparte del hecho de participar en el cuento como personaje.

Simplemente se constata. Todo se constata, supongo, y ese hecho de constatar implica reconocer.

Sí, se ve la realidad de la película de la identificación con el personaje. Por eso no hay ni la más mínima necesidad de que nada cambie o desaparezca. El personaje sigue apareciendo como tal. No es que, de repente, desaparezcamos de esta película y aparezcamos en algún otro sitio como por arte de magia.

Yo no busco eso pero me imagino que lo que busco es tener las experiencias que otros dicen haber tenido.

Es que, dentro del relato, ése es el incentivo que lo mantiene, ¿no crees?

Ya, claro

La Conciencia aparece en el momento presente en forma de todos y cada uno de los personajes y, cuando se habla o se escribe sobre esas experiencias, aparecen como un estímulo de distracción dentro del relato, como una “desconexión” del presente.