domingo, 26 de febrero de 2012

Diálogo 6.7

Con respecto al asunto de la espera: es una trampa interesante que nunca que había parado a pensar.

Cualquier forma de espera implica que algo está aún por llegar, que algo sucederá en el futuro. Pero sólo existe el presente y es en él donde se desarrolla este juego de esperar. El presente ya existe: la consciencia y el contenido que aparece en este momento. Eso es innegable. El presente no requiere de nada. Es lo único que existe.

En mi opinión, es importante escuchar eso una y otra vez porque, a algunos, se nos olvida con facilidad. Estoy segura de que leerlo en un libro también es una buena forma de recordarlo.

Por supuesto. No hay ningún requisito de que se tenga que estar en compañía de un personaje determinado para que eso se pueda recordar. No es en absoluto necesario. Se puede recordar a través de un libro o de muchas otras formas.

Ajá, pues eso no pasa muy a menudo. ¿Conoces algún caso en el que haya sucedido?

Al parecer, con la interacción “en vivo”, por así decirlo, hay más posibilidades de que se desactiven esos juegos sutiles. En cambio, al leer un libro, es fácil montar una historia en torno al contenido. Resulta mucho más difícil inventarse una historia cuando se entra en una habitación donde hay un personaje y donde se plantean preguntas que van minándose una tras otra. En ese aspecto, la presencia viva de alguien no resulta muy “complaciente”.

Supongo que en eso consiste la “resonancia”: de alguna manera, se sintoniza con eso pero sin ser consciente de ello. Me imagino que debe de ser como el efecto diapasón.

Claro, por supuesto, pero tampoco hay que convertirlo en algo especial. Uno puede estar en sintonía con un libro o con un gamberro que está destrozando la marquesina de una parada de autobús… Y eso ya es suficiente: para que se produzca este “reconocimiento” no se requiere ninguna circunstancia especial.

Ya, ¡pero le queda a una tan claro cuando algo se lo recuerda constantemente!

El relato mental se va a minar sin cesar. Toda esa búsqueda –todo ese andar de aquí para allá intentando conseguirlo- es un cuento. Ahora mismo, ¿qué es lo que existe? ¿Qué relato mental nos puede dejar embelesados? No hay más que una sencilla habitación con dos personajes; la consciencia y su contenido surgen en este preciso instante. Ahora mismo, hay una consciencia que lo constata todo y aquello que se está constatando. Eso es el presente. Eso es la Unidad.