Como la atención… eso sí que tiene un fuerte vínculo con el
“yo” porque da la sensación de que dirigimos la atención hacia donde
queremos, que dirigimos la atención por decisión propia.
Sí.
Pero se puede decir que “la atención sucede”.
Sí,
aunque también se podría utilizar otro término: digamos que se podría
usar la palabra “ver”. Hay veces que simplemente se “ve” y, en otras
ocasiones, vemos a través de los ojos del personaje.
¿Qué quieres decir exactamente?
En
realidad, sólo existe “ver” permanentemente pero, a veces, se produce
el juego de la identificación con el personaje, de forma que da la
sensación de que el personaje es el que ve, el que actúa, etc. Es lo que
se llama embelesamiento. Entonces, surge el pensamiento: “Estoy
viendo”, “Estoy haciendo autoindagación”, “Me estoy recordando a mí
mismo quién soy”. En cambio, en realidad sólo existe el hecho de ver, el
hecho de recordar.
Entonces, intentas hacer autoindagación o…
No,
“tú” no intentas nada. No existe ningún “tú” que haga nada.
Sencillamente, todo sucede. Ese “tú” –el “yo”- es un elemento más de lo
que sucede en el guión.
¡Qué gusto da recordarlo! ¡Y, además, qué sencillo! ¡De verdad! ¡Lo explicas como un científico! (Se ríen.)
Así
es como sale. Nathan no tiene capacidad de reclamar la autoría. Nathan
no es más que un elemento más que aparece, igual que “tú”.
Sí.
Igual
que todos estos personajes: todos somos exactamente lo mismo. Lo que
sucede es que la imagen llamada Nathan tiene como función decir todas
estas cosas.