domingo, 27 de marzo de 2011

Diálogo 3.2


Esa imagen del piloto automático me parece muy esclarecedora.

Sí, si utilizamos la analogía de una película que se proyecta en una pantalla, veremos que ahí no hay más que imágenes: que la pantalla y las imágenes son inseparables. Las imágenes aparecen en la pantalla y ya está. Esa idea de que se puede hacer algo al respecto, de que todo esto tiene un significado, sólo surge cuando los pensamientos nos embelesan. Pero es que eso es lo que pone en el guión.


Nathan Gill

sábado, 26 de marzo de 2011

Diálogo 3.1 East Sutton (Kent) Retiro de un día


Nathan, cada vez me parece menos importante toda esta cuestión del Despertar y, en cambio, me empiezo a plantear: “¿Qué sentido tiene todo esto?”. Tengo la sensación de que no tiene ninguna importancia. No sé como explicarme…

No hay nada que explicar. Esta película –esta obra teatral de la vida- aparece y, cuando la realidad de los pensamientos se percibe y se acaba el juego en el que uno se identifica con el personaje, se ve que ya se está despierto de por sí y que todo surge de forma espontánea. Todo funciona con el “piloto automático” y, hoy, la escena consiste en que hay una habitación llena de personajes, donde se hacen preguntas y se dan respuestas, pero no hay nadie en el timón.


Nathan Gill

Diálogo 2.17


Llegados a este punto, ya no queda nada más que preguntar, ¿no?

Es muy sencillo, de verdad. Por eso, en esta pequeña escena de la película que constituye la búsqueda, si ninguna de estas preguntas obtiene respuesta que sirva para fortalecer el “yo”, para reforzar el sentido de uno mismo, sino que, al contrario, las respuestas lo van socavando, cada vez surgen menos preguntas. Se percibe que, cuando brotan los pensamientos, nos los adjudicamos como algo “propio”, desde el punto de vista del pseudosujeto y, al ponerles voz, se convierten en preguntas. Puede que esos pensamientos sigan surgiendo pero, cuando al “yo” se le cae la máscara, la búsqueda se ralentiza hasta que las preguntas desaparecen de forma natural. Los pensamientos sólo forman parte del decorado.

Van desfilando…

Cuando se extinguen la búsqueda y sus preguntas, todo esto –incluso todo esto de lo que hemos hablado hoy- queda obsoleto. Todo existe en el momento presente tal y como es, sin que nada tenga ninguna explicación.

Sin que nada tenga ninguna explicación… sin comentario alguno.

No, no es necesario ningún comentario.

Sin necesidad de comprenderlo, ni de aclararlo ni de valorarlo.

Exacto.

¡Me alegro! (Todos ríen). Muchas gracias. He disfrutado mucho. Gracias.


Nathan Gill

Diálogo 2.16


¿Ése es el único ingrediente responsable de toda esta tensión?

El “yo” no es responsable de nada porque no es más que un pensamiento, una imagen, pero, en el guión, la adopción de un “yo” implica esa tensión.

Por tanto, lo único que se puede hacer –que puede suceder- es que todo eso quede desenmascarado.

Eso es, pero “uno” no puede hacer absolutamente nada porque ese “uno”, que sería el que quitaría la máscara, es precisamente el “yo”. Por tanto, sólo podemos decir que esta obra de teatro se desarrolla conforme al guión y que a ese “yo” se le vaya cayendo, progresivamente, la máscara.

No es que nadie se la quite.

Nadie se la quita.


Nathan Gill

viernes, 25 de marzo de 2011

Diálogo 2.15


Y, aunque te parezca que ya lo sabes, hay un sentimiento muy intenso, que se debe afrontar y resolver, de que el relato tiene que llegar a un punto de reconciliación o de lo que uno considera “un problema determinado” se debe solucionar. Y da la sensación de que todo esto se desarrolla en el tiempo… Y hasta puede que uno sea consciente de que esto es… ¿A ti también te pasa, también te surgen esos sentimientos?

¡Claro que sí! ¡Por supuesto! Todo continúa surgiendo de la misma manera pero sin la máscara. Cuando se le quita la máscara al “yo”, los pensamientos o los sentimientos no son más que imágenes, cosas que suceden. También se producen las reacciones adecuadas pero el “yo” ya no se esfuerza por que todo funcione puesto que el “yo” no es más que un pensamiento. Todo surge en la consciencia de forma espontánea –en forma de contenido de la consciencia- y, desde siempre, el “yo” no es más que “un elemento más”, que se suma al resto de las cosas. Puede que el “yo” siga surgiendo pero ya no es necesario que desaparezca porque, al fin y al cabo, no es más que parte del guión.


Nathan Gill

domingo, 20 de marzo de 2011

Diálogo 2.14


Se dan por sentadas muchas cosas más allá de lo que uno percibe directamente en un momento dado: por ejemplo, ahora podríamos estar discutiendo acaloradamente sobre América o Irak y, lógicamente, todo lo que diríamos…

…serían meros conceptos. Lo único que existe en este momento es una habitación en la que aparecen dos personajes.

Así es como lo veo, y cada vez más. ¡Qué extraño resulta!



Y me resulta curioso porque tengo la sensación de que el recuerdo de mi pasado –cuando me enzarzaba en ese tipo de discusiones sobre ideas y cosas así- se vuelve cada vez más… difuso.

Claro, se le está cayendo la máscara.

Pero es una sensación muy extraña, ¿verdad?

Sí, puede serlo.


Nathan Gill

Diálogo 2.13


Uf… sí, ésa es la sensación que da. Es como si cada vez hubiera menos necesidad de buscar nada, aunque debo confesar que estoy disfrutando mucho con todo esto: con el hecho de poder conversar de todo esto. Se tiene la sensación de que: “¡Es esto!”, una sensación de reconocimiento. Me pregunto qué habría sucedido si no me hubiera topado con todos estos conceptos y hubiera seguido con mi vida a mi manera, disfrutando de los conceptos y desarrollando todo este tipo de cosas… ¡Vaya! Me temo que ahora estoy conceptualizando.

Sí, si la película no se percibe como tal, el establecimiento de hipótesis sólo sirve para distraernos del presente, de “lo que existe”. Buena parte de la búsqueda consiste en lanzar hipótesis, en analizar los pensamientos y las ideas desde el punto de vista del “yo”; mientras tanto, el “yo” que no es más que otro pensamiento, pasa desapercibido.


Nathan Gill

Diálogo 2.12


Está bien. Creo que ahora comprendo por qué se habla de “lo repentino”.

Sí, se trata de algo repentino porque el reconocimiento de tu verdadera naturaleza es algo que siempre está presente pero no es necesariamente algo continuo. Inicialmente, es esporádico. A veces, al “yo” se le cae la máscara pero otras veces no es así.

Claro, claro…

En el guión de esta película, la Conciencia, a través de todos los elementos de la representación, acaba dándose cuenta de que ya está plena. De que ya es Unidad.

Eso es.

La búsqueda y la comprensión intelectual quedan entonces obsoletas.


Nathan Gill

jueves, 17 de marzo de 2011

Diálogo 2.11


Pero ¿en qué punto se produce la comprensión o la toma de conciencia suprema? Porque, en esa progresión, debe haber un momento en el que uno diga: “Ahora, ya está”.

Creo que, en este punto, conviene que nos planteemos qué se entiende por “comprensión” y que nos demos cuenta de que esa comprensión intelectual forma parte del guión y que, en realidad, nunca ha habido –ni hay- nada que tenga que comprenderse. Por tanto, no existe ninguna “comprensión suprema”. Como parte del guión de la película, surge cierta comprensión, en función de esa búsqueda de nuestra verdadera naturaleza, pero no es algo que se comprenda. Lo que surge inicialmente en forma de comprensión es, en realidad, el proceso de infiltración del “saber” innato en el guión.
Sin embargo, desde el punto de vista de la Unidad, nunca ha existido ninguna necesidad de comprender nada. Esa “comprensión” sólo surge como una parte más del guión y, cuando uno se deja sumir en el “saber” innato, la comprensión intelectual queda obsoleta. No se alcanza ningún “conocimiento supremo” sino que, a medida que uno se sumerge en el hecho de conocer y que el “yo” queda desenmascarado, la preocupación por el estado “supremo” o “final” se desvanece definitivamente. La búsqueda de lo “supremo” o de cualquier otra cosa sólo se produce desde el punto de vista del “yo” que se ha asumido.

Nathan Gill

Diálogo 2.10


Entonces, la revelación de nuestra auténtica naturaleza es un cuento más de la representación teatral: esa búsqueda de lo que uno es realmente.

Sí, el surgimiento del pensamiento del “yo”, que se asimila como propio, conlleva una especie de tensión inherente. Es como un muelle, que permite que todo el engranaje siga funcionando, y ésa es la búsqueda de la Plenitud en todas y cada una de sus formas.

Sí, ésa es la sensación que da, es tremendo. Entonces, y voy a repetir lo que he oído por ahí, ¿se tiene cierta sensación de desprendimiento del “yo” aunque no hay un individuo que se desprenda de él?

Así es.

El individuo que suelta ese muelle no existe.

No hay más que el hecho de “soltar”, que en la película aparece como algo gradual. Empieza a brotar una mezcla de ligereza y desahogo o, más bien, empieza a revelarse. Hay momentos en los que el “yo” queda desenmascarado y otros en los que no es así pero, progresivamente, se va afianzando el estado en el que el “yo” queda desenmascarado de forma natural.

¿Se acaba marchitando por sí solo?

Se le cae la máscara, se ve qué es realmente y, por eso, pierde toda capacidad de embelesar.


Nathan Gill

martes, 15 de marzo de 2011

Diálogo 2.9




Siempre andamos buscando algo más grande, enorme… Andamos buscando experiencias divinas que nos den un “subidón” impresionante.

Eso es. Quizás lo que andamos buscando es el aspecto más “extasiante” de todo esto –la versión “realzada”: el éxtasis-, que puede producirse pero el hecho de que se produzca no es una condición sine qua non.

Puede suceder puesto que les ha sucedido a compositores, músicos… y también a alguna gente que escuchaba su música…

Pero no es necesario para la Totalidad ya que es lo que existe: ahora mismo. Ni siquiera se tiene que tener un sentimiento de Totalidad o Unidad.

Pero ese sentimiento puede surgir, ¿no?

Claro que sí. Puede surgir, de repente, en forma de un acontecimiento de tipo trascendental. Sin embargo, de igual modo, a medida que se produce el reconocimiento de nuestra auténtica naturaleza, desaparece la sensación de estar ubicado en un cuerpo o de ser algo que “está dentro del cuerpo”. Lo único que hay es un cuerpo que aparece, unos pensamientos que aparecen, árboles y colinas que aparecen, y todo lo demás.


Nathan Gill

miércoles, 9 de marzo de 2011

Diálogo 2.8


Y ese “saber” innato, ¿no es el “testigo” que tanto se menciona?

No, el “testigo” existe si se mantiene una relación sujeto-objeto. Cuando se es “testigo”, uno ya no se identifica exclusivamente con el contenido de la consciencia sino que es consciente de que es esa consciencia, aunque no reconozca plenamente la Unidad ni sea consciente de que esa es su naturaleza intrínseca. Lo que queremos decir con el término “saber” innato no es más que una sencilla presencia: ser consciente de “lo que existe” al tiempo que lo reconocemos como nuestra auténtica naturaleza.

Por tanto, ¿sólo existe el hecho de “saber”, no el sujeto que “sabe”?

Esto es: somos ese “saber” innato.

Entonces, cuando en la Conciencia –y en calidad de Conciencia- se manifiesta el canto de un pájaro, el hecho de oírlo también es, al mismo tiempo, su sonido en sí. Son exactamente lo mismo…

Sí.

En ese sentido, resulta tremendamente sencillo.

Es que es así de sencillo. Es tan sencillo que suele pasar desapercibido. No es necesario que desaparezca el “yo”. De hecho, no hay ninguna necesidad de liarse con tecnicismos como el “testigo”, como “conocer”, ni nada por el estilo. Lo único que existe desde siempre y permanentemente es ese “saber” innato: la Unidad, siempre inmediata, siempre “aquí mismo”.


Nathan Gill

martes, 8 de marzo de 2011

Diálogo 2.7





Que reclamaba atención, reclamaba su autoría de todo aquello…

Exactamente: de hecho, este tipo de acontecimientos no tiene por qué constituir precisamente una ayuda dado que, por regla general, el “yo” termina regresando. Es mucho menos frecuente que la desaparición repentina del pseudosujeto se mantenga y sea permanente. Sin embargo, por lo general, se suele producir un reconocimiento progresivo de que la Unidad se encuentra de forma omnipresente en este teatro. No es que el personaje reconozca nada: es más bien que el sentido de la individualidad queda desenmascarado.

¿Y quién le quita la máscara?

Nadie, la Conciencia cae en la cuenta de lo que realmente es –nada a la vez que todo- con el paso de lo que, en esta obra de teatro, juega el papel del tiempo, en el que aparece ese personaje.

¿Podrías repetir eso último, eso de que cae en la cuenta de que realmente es nada?

Nada a la vez que todo: están la consciencia y su contenido pero sin un intermediario –el pseudosujeto-, pues el pseudosujeto queda desenmascarado; aunque es probable que siga apareciendo, ya ha sido desenmascarado. Por tanto, se “sabe” de forma innata, cuál es nuestra auténtica naturaleza.


Nathan Gill

domingo, 6 de marzo de 2011

Diálogo 2.6


Así es, porque desde que me dedico a leer cosas de aquí y de allá, se están esfumando tanto la comprensión como todos los demás conceptos… y me da la sensación de que ha llegado en el momento adecuado, de forma progresiva. Sin embargo, con respecto a esa “toma de conciencia” –haciendo referencia al paseo en bicicleta que mencionas en Claridad- da la sensación de que se trata de una nueva forma de percibir o vislumbrarlo todo. Quizás está más bien relacionado con una nueva forma de vislumbrar: quizás consiste en que, repentinamente, todo se esfuma. No sé…

En el caso de muchos personajes, da la sensación de que se produce un reconocimiento progresivo de su verdadera naturaleza como parte del guión de esa obra teatral que es la vida: es decir, en primer lugar, se comprende que hay un desarrollo y, posterior mente, esa comprensión intelectual queda obsoleta y se disuelve en el “saber” innato.
Por tanto, lo que tú llamas “toma de conciencia” no tiene por qué estar determinado por ningún hecho o acontecimiento en particular; puede que se note un pequeño cambio en la percepción, algo así como: “Vale, es evidente. Esto se sabe desde siempre”.

Exacto.

Ahora bien, también se puede producir lo que tú llamas una “repentina forma de percibir” o de vislumbrar, o la desaparición del “yo”, pero…

¿De verdad?, ¿la desaparición total?

Sí, aunque no forzosamente permanente. Por eso, en Claridad, insistí tanto en que continué trabajando como jardinero y montando en bicicleta, precisamente para ilustrar ese punto. Cuando se produjo ese hecho, simultáneamente, surgió la idea: “¡Ah! ¡Esto es la Iluminación!, ¡esto es el Despertar!”. A medida que se prolongaba ese acontecimiento, surgió una ligera sensación de pánico –pánico por que aquel estado desapareciera- y, cuando el sentido del “yo” regresó, hubo un intento de aferrarse a aquel estado.

¿Te refieres al regreso de maia, por así decirlo?

Sí, al regreso progresivo del pseudosujeto.


Nathan Gill

sábado, 5 de marzo de 2011

Diálogo 2.5


Esa forma de ver que no existe el binomio sujeto-objeto es fantástica.

Sí, la consciencia es el “no objeto” y el contenido de la consciencia es “todos los objetos” pero, como surge el pensamiento del “yo”, nos identificamos con “algo” más que con el “no objeto” o con “todos los objetos”.

Por eso, cuando se produce la acción de escribir con este bolígrafo, existe la noción de que “yo” escribo y de que esto, cono lo que yo escribo, es un bolígrafo.

Sí.

Sin embargo, esa sensación tan sutil de separación de los objetos y de las cosas vuelve a entrar en escena sigilosamente…

Sí.

Pero, desde la perspectiva del cuento, de la dualidad, nos familiarizamos con eso. De lo contrario, me pondría a escribir en l alfombra o con el dedo.

Sí pero, como nuestra verdadera naturaleza es, intrínsicamente, la de un “saber” innato, la obra teatral de la vida queda expuesta; es decir, parece que la separación sea un hecho pero se le quita la máscara y se ve lo que realmente es.

Muchas personas con las que he hablado a lo largo de los años comentan que ese Despertar se produce de forma repentina, que no es algo que suceda con el tiempo. En cambio, tú afirmas que se desarrolla progresivamente.

Sólo existe el presente. Sin embargo, visto desde dentro de la película de la vida, parece que se produzca un desarrollo progresivo del reconocimiento de nuestra verdadera naturaleza.

Nathan Gill

Diálogo 2.4


El pensamiento de “mí”.

Sí, el “mí”: como parece surgir junto con este cuerpo de aquí y no ése de allí, se asimila automáticamente como parte integrante de la vida del cuerpo, sin ponerlo en duda. Es como ponernos un abrigo y olvidarnos que lo llevamos puesto.

El pseudosujeto.

Exacto. Cuando aparece el pensamiento del “yo” –en conjunción, aparentemente, con este cuerpo en particular-, aparece el pseudosujeto, aunque no es real. Es lo que se llama “autoconciencia” psicológica. Por eso, este pensamiento del “yo” es como un abrigo y, desde el punto de vista del pseudo sujeto, todos los demás pensamientos que surgen se convierten en “mis” pensamientos.

Es decir, se vuelve dual: sujeto-objeto.

Sí pero, en realidad, no existe ningún “sujeto-objeto” ni ninguna dualidad. Recuerda que no estamos utilizando nuestros conceptos de consciencia y contenido de la consciencia en el sentido del binomio sujeto-objeto porque, como aspectos de la Totalidad son inseparables.

Nathan Gill