miércoles, 9 de marzo de 2011

Diálogo 2.8


Y ese “saber” innato, ¿no es el “testigo” que tanto se menciona?

No, el “testigo” existe si se mantiene una relación sujeto-objeto. Cuando se es “testigo”, uno ya no se identifica exclusivamente con el contenido de la consciencia sino que es consciente de que es esa consciencia, aunque no reconozca plenamente la Unidad ni sea consciente de que esa es su naturaleza intrínseca. Lo que queremos decir con el término “saber” innato no es más que una sencilla presencia: ser consciente de “lo que existe” al tiempo que lo reconocemos como nuestra auténtica naturaleza.

Por tanto, ¿sólo existe el hecho de “saber”, no el sujeto que “sabe”?

Esto es: somos ese “saber” innato.

Entonces, cuando en la Conciencia –y en calidad de Conciencia- se manifiesta el canto de un pájaro, el hecho de oírlo también es, al mismo tiempo, su sonido en sí. Son exactamente lo mismo…

Sí.

En ese sentido, resulta tremendamente sencillo.

Es que es así de sencillo. Es tan sencillo que suele pasar desapercibido. No es necesario que desaparezca el “yo”. De hecho, no hay ninguna necesidad de liarse con tecnicismos como el “testigo”, como “conocer”, ni nada por el estilo. Lo único que existe desde siempre y permanentemente es ese “saber” innato: la Unidad, siempre inmediata, siempre “aquí mismo”.


Nathan Gill