sábado, 26 de marzo de 2011

Diálogo 2.17


Llegados a este punto, ya no queda nada más que preguntar, ¿no?

Es muy sencillo, de verdad. Por eso, en esta pequeña escena de la película que constituye la búsqueda, si ninguna de estas preguntas obtiene respuesta que sirva para fortalecer el “yo”, para reforzar el sentido de uno mismo, sino que, al contrario, las respuestas lo van socavando, cada vez surgen menos preguntas. Se percibe que, cuando brotan los pensamientos, nos los adjudicamos como algo “propio”, desde el punto de vista del pseudosujeto y, al ponerles voz, se convierten en preguntas. Puede que esos pensamientos sigan surgiendo pero, cuando al “yo” se le cae la máscara, la búsqueda se ralentiza hasta que las preguntas desaparecen de forma natural. Los pensamientos sólo forman parte del decorado.

Van desfilando…

Cuando se extinguen la búsqueda y sus preguntas, todo esto –incluso todo esto de lo que hemos hablado hoy- queda obsoleto. Todo existe en el momento presente tal y como es, sin que nada tenga ninguna explicación.

Sin que nada tenga ninguna explicación… sin comentario alguno.

No, no es necesario ningún comentario.

Sin necesidad de comprenderlo, ni de aclararlo ni de valorarlo.

Exacto.

¡Me alegro! (Todos ríen). Muchas gracias. He disfrutado mucho. Gracias.


Nathan Gill