domingo, 28 de noviembre de 2010

Diálogo 1.1 Junio Kensington (Londres) Charla vespertina


Para entendernos al hablar de nuestra verdadera naturaleza, es necesario aclarar algunos conceptos. Cuando hablo de Conciencia, Unidad o Totalidad, incluyo sus dos aspectos simultáneos: consciencia y contenido de la consciencia. Estos dos aspectos no son dos elementos distintos: son lo mismo. La consciencia equivale a asimilar que todo lo que se percibe en el momento presente es el contenido de la consciencia. Nunca sucede otra cosa que no sea esa asimilación, ese darse cuenta, de todo lo que surge en el presente. El hecho de darse cuenta es el contenido: la Unidad. Dentro de la consciencia, todo aparece como contenido, es decir, todas las cosas aparecen en la “ausencia de cosas”. Podemos hablar del contenido de la consciencia en términos de imágenes: imágenes visuales, sonidos, pensamientos, sensaciones, emociones, etcétera.

Habitualmente se suele pasar por alto el aspecto de consciencia de la Conciencia, de la Unidad. El contenido de la consciencia, las imágenes que surgen, tienen una capacidad de embelesar aparente, que se suele denominar maia. Una de las imágenes mentales que aparece en el contenido es el pensamiento primario o pensamiento del “yo”, que surge en conjunción con la imagen corporal y se identifica como parte integrante del personaje. Al asumir ese “yo”, todos los demás pensamientos se convierten en “mis” pensamientos; se denomina “mente” o “autoconciencia” psicológica a la sucesión de pensamientos que van surgiendo (y que considero “míos”)

Nathan Gill