¿La comprensión intelectual de que “Lo único que existe es lo
que se está manifestando ahora mismo en la consciencia” no podría ser
una idea, una teoría, una opinión, una creencia o una fe, por así
decirlo, porque se vivencia ese “saber” innato?
Ese
“saber” innato, que es nuestra verdadera naturaleza y que,
inicialmente, se introduce en el guión en forma de reflejo en los
pensamientos, es lo que llamamos comprensión. La comprensión intelectual
es un proceso aparente del guión de la vida mientras que “saber” es
esto, aquello donde y en forma de lo cual se plasma el guión. “Saber” es
Unidad, libre de cualquier necesidad de conceptos y de significados.
Aquí,
en este binomio cuerpo-mente, hay algo que está cada vez más convencido
de que eso es así, algo que lo “experimenta”. Sin embargo, también hay
algo que dice: “Puede que te estén lavando el cerebro porque te
interesan mucho estos temas”.
Esa duda se
desmorona cuando se está en el presente, con sus dos aspectos de
consciencia y de su contenido brotando en el momento presente, que no
pueden refutarse. Además, no se necesita que se crea en ellos. Cuando la
atención deja de centrarse en lo que se comprende y en las creencias
–todo lo cual forma parte del proceso del embelesamiento con el
contenido-, lo que hay es descanso en forma de presente: lo único que
existe, en realidad, en todo momento aunque, sencillamente, pasa
desapercibido.
Puede que se perciba que hay consciencia,
que toda esta identificación con el “yo”, que embelesa, se da porque el
contenido aparece en la consciencia en este momento. Hay consciencia,
ahora mismo, y su contenido surge integra y simultáneamente con ella: no
requiere que se crea en nada particular.
De
acuerdo. Por tanto, un pensamiento como: “Quizás existe el alma o algún
tipo de desarrollo personal, algún tipo de evolución espiritual”
equivale a pensar algo como: “No sé si he dejado puesto el freno de mano
en el coche”.
Sí, con la salvedad de que el
pensamiento: “No sé si he dejado puesto el freno de mano en el coche” es
un poco más útil que el otro pensamiento porque ¡te puede llevar a
comprobarlo antes de que tu coche se estrelle con el que está aparcado
delante! (Todos ríen.)
Nathan Gill