Cuando dices: “Las cosas simplemente suceden”, a mí me da la
sensación de que le pasan a “alguien” y también de que, en cierto modo,
juego un papel decisivo en cosas como, por ejemplo, coger el coche y
conducir. Ahí se siente claramente un “yo”.
Sí,
esa clara sensación del “yo” es el sentido funcional de la existencia
que surge a diario en conjunción con la ubicación del cuerpo con el fin
de que nos podamos desenvolver en la vida cotidiana de la película. El
“yo” del que solemos hablar aquí es el pensamiento del “yo” que, al
asumirse como propio, constituye la base de la autoconciencia
psicológica que es, a su vez, el relato de una vida que se prolonga en
el pensamiento, en el tiempo.
A veces sí que lo “veo” así.
Sí,
ese “ver” puede ir y venir: es probable que el “yo” siga apareciendo y
desapareciendo porque ésa es la naturaleza del guión de la vida. El “yo”
puede desaparecer completamente o, simplemente, quedar desenmascarado:
todo eso es la película.
Como parte del guión, puede haber un
impulso por investigar ese “yo”: entonces, se observa que no es más que
un pensamiento, una idea; que la vida de ese personaje que parece
prolongarse en el tiempo, en realidad, no existe fuera del momento
presente. El presente –o la presencia- es tanto la consciencia como su
contenido.
Nathan Gill