domingo, 2 de octubre de 2011

Diálogo 3.20

Siguiendo con este tema, digamos que se tiene una experiencia espiritual -que se alcanza el séptimo cielo, el éxtasis o lo que sea- y que eso es tan significativo como tomarse una taza de té, pongamos por caso. Pero, entonces, en esa realidad aparente, puede producirse una completa desaparición del ser.

¿Te refieres a lo que se llama autoconciencia psicológica?, ¿al "yo"?

Sí, a una desaparición total de esa contracción en forma de ser. Puede que dure algunos segundos, varias semanas, meses, o podría mantenerse permanentemente. Esa desaparición del ser resulta paradójica porque, por una parte, no tiene la menor relevancia mientras que, por otra parte, es de vital importancia, pues es la expansión máxima del ser para convertirse en todo.

La Conciencia ya es todo lo que existe. Por tanto, no se produce ninguna expansión máxima del ser para convertirse en todo. La "expansión" ya es lo que existe y la contracción del "yo" es aparente. Lo que sucede es un acto de desenmascarar al "yo" o al ser individual y, en consecuencia, deja de importar el "yo" si aparece o no el "yo", si la autoconciencia desaparece o no.

Ahora bien, para el buscador, esto adquiere una importancia tremenda, pues afecta a todo el guión de su personaje. En esta película, la Conciencia aparece en forma de todos los personajes y cada uno tiene un guión particular. Por tanto, en algunos de los personajes aparentes, puede que se produzca una desaparición ininterrumpida de la autoconciencia mientras que otros se mantendrán completamente identificados con el "yo".

Sin embargo, no tiene por qué producirse necesariamente una desaparición total de ese "yo" porque de lo que estamos hablando aquí es de desenmascararlo, es decir, de ver en qué consiste realmente, en lugar de pasar el tiempo esperando a que desaparezca. Cuando se le quita la máscara al "yo", surge un relax total en -y en calidad de- nuestra verdadera naturaleza.

Si ahora Nathan empezara a decir que vive en una ausencia total del "yo" y exclamase: "¡Ah! ¡Qué maravilloso! ¡Qué bonito!", y todo eso, en lugar de producirse esta escena en el guión de los personajes donde se integran cómodamente con las cosas tal y como son -al haberles quitado la máscara al "yo"-, daría la sensación de fomentar la búsqueda de la desaparición del "yo". Si empiezo a decir: "Aquí dentro ya no hay ningún "yo", sería como poneros delante de las narices la zanahoria dorada de lo que se ha dado en llamar "Iluminación" o "Despertar".

Lo que se está expresando aquí hoy es que únicamente existe el hecho de "estar despierto". Desde siempre, lo único que existe es ese "estar despierto" pero, dentro de ese "estar despierto", se produce el embelesamiento con el "yo". Cuando, sencillamente, se reconoce que el "yo" es un pensamiento más, no hace falta que desaparezca ni total ni permanentemente, y el hecho de que ese "yo" aparezca y desaparezca no representa ningún problema: no importa. Ya no hay ninguna búsqueda de lo mara villoso ni del éxtasis porque todo, de por sí, está bien. El desahogo que se revela al quitarle la máscara al "yo" resulta suficiente.

Nathan Gill