Entonces, eso no tiene por qué cambiar para poder reconocer
que la Unidad
es lo que eres realmente.
Aunque la apariencia de ser este personaje se mantenga,
puede existir el reconocimiento de que eso no es lo único que somos. No somos
solamente la persona sino también la posibilidad de constatarla: la
consciencia, así como su contenido. La Unidad es todo eso, incluida la aparente separación.
No se trata de que algo deba cambiar: ahora mismo, ya hay consciencia, y esa
consciencia está constatando el contenido de la consciencia en este preciso
momento.
Claro, pero sin ser consciente de que es consciencia.
Dentro del guión, el “tema” de esta conversación parece
referirse al hecho de recordar constantemente nuestra verdadera naturaleza; la Unidad en sus dos aspectos
de consciencia y de contenido de la consciencia. Está lo que contempla y lo
contemplado.
¡Pero es que este “yo” tiene ganas de hacer algo! (Se oyen
risas.)
¿Qué es lo que quiere hacer ese “yo”?
Quiere reconocer algo.
¿Es decir, que esa idea que brota se refiere a la objetivación
de la consciencia?, ¿para convertirla en algo concreto? , ¿para encontrarla, en
realidad, dentro del contenido?
Sí, para saber qué es.
De acuerdo, pero es que, en realidad, la consciencia no se
puede “conocer” porque ella es el acto mismo de conocer: es el acto de
constatar todo lo que aparece. Es una nada determinada que lo contempla todo.
Vale…
Se busca algún tipo de conocedor supremo pero, en realidad,
lo único que existe es el “saber” innato. Siempre es algo inmediato. Siempre es
ahora mismo. Si se proyecta como un despertar que tiene que acontecer en un
futuro, es que algo se está pasando por alto.
Entiendo que nunca va a existir ningún otro momento.
Exacto. Por tanto, tiene que haber algo en el presente que
se está pasando por alto. Estos conceptos de consciencia y contenido de la
consciencia son indicadores que apuntan hacia el presente. No hace falta que
miremos al futuro para que aparezcan.
Nathan Gill
(Ya estás despierto)